La Marea de Pérez Henares

La campaña más zafia

La Elena Valenciano del PSOE en el año 1999 se “llamaba” Rosa Díez. Ella fue entonces cabeza de lista de los socialistas contra Loyola de Palacio, ministra de Agricultura del PP en el primer gobierno de Aznar. Rosa Díez de aquello no quiere acordarse ni que en las elecciones de 2004 repitiera en la lista como nº 2. Solo abandonó su escaño para presentarse en 2007 al frente de su propio partido: UPyD. En aquella campaña los socialistas no buscaron el ataque personal a la candidata popular por la cuestión del machismo, claro, pero se dedicaron a ponerla en la picota por una trama sobre el lino donde en realidad quienes más tenían que ocultar eran los propios socialistas y empresarios afines en Castilla-La Mancha.

Al final Loyola de Palacio quedó limpia de polvo y paja, pero eso fue años después y antes la señora Díez envió una misiva, la historia y los métodos se repiten, a la Unión Europea vertiendo contra Loyola todo tipo de sospechas y exigiendo que no se le diera puesto alguno de relevancia en el gobierno europeo. O sea, lo mismo que ahora, tas la desaforada campaña contra el “machista” Cañete se está haciendo con el ex ministro de Agricultura, con bastante mejores resultados y prestigio en las mesas de negociación comunitarias, las cifras y los éxitos en su gestión le avalan, y con un montante de 47.000 millones de euros, que en dar replica en los debates y no facilitar munición a los rivales en las entrevistas.

La campaña electoral de las europeas, por llamar de alguna forma a lo sucedido durante estos últimos quince días, por fortuna ha terminado, y si por algo va recordarse es por su zafiedad y miseria. Produce bochorno que su eje central haya querido ser una metedura de pata, considerable en verdad, pero tan desproporcionadamente amplificada que ha acabado por convertir el ya cansino circo electoral en un verdadero esperpento. Y que si para algo ha servido ha sido para que el ciudadano de a pie aun sienta una mayor distancia y desafección por esto que ha venido a significar la política en el imaginario colectivo.

Pero no ha sido el único barro en que se ha chapoteado en estos días. Las llamadas redes sociales han aireado su cloacas de odio tras el asesinato de Isabel Carrasco y como grafico colofón de ciertos climas hemos asistido, entre otros, al ataque de independentistas y ultraizquierda a Montoro y Sánchez Camacho, uno de los ochenta “hechos aislados” de agresión y violencia acaecidos en Cataluña contra los partidos constitucionalistas y que el responsable de interior de aquella comunidad acaba cargando en la culpa de los agredidos.

Un alivio, pues, que esta campaña acabe. Hoy España y Madrid en particular juega al fútbol en Lisboa y mañana, los que quieran, votan. Por la noche, y por un momento al menos, las urnas pondrán a cada uno en su sitio. Aunque durará poco su palabra pues de inmediato comenzará la ceremonia de que lo que ha resultado no es lo que es sino lo que cada cual interpreta. Pero algo limpiaran el aire.

De lo que vaya a acaecer no es momento de hablar ahora, por lo menos respetemos esa mínima jornada de reflexión, y si será luego, esencial hacer la primera sobre la abstención y el número de españoles que han decidido no participar. Un síntoma revelador del estado de ánimo democrático. Lo siguiente será quienes son los vencedores y los vencidos. Porque al igual que el sábado en Lisboa los habrá. En un sitio los goles y en el otro los votos de lo que estoy muy convencido, previamente y sin resultados en la mano es de algo: pondrán a cada cual en su sitio. Aunque al minuto siguiente ya se estarán buscando cuentos para disimularlo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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