ÁLEX GRIJELMO

¿Es ‘provocación’ ir con una camiseta madridista a presenciar el partido Barcelona-Getafe?»

¿Es 'provocación' ir con una camiseta madridista a presenciar el partido Barcelona-Getafe?"
Alex Grijelmo.

El Diccionario no aclara si el acto de incitar a otro debe ser voluntario o no

Este domingo 1 junio 2014 Álex Grijelmo titula «Provocación» con una camiseta madridista su sección La punta de la lengua en el diario El País.

El televisor mostraba a un pacífico seguidor del Real Madrid sentado en la grada del Camp Nou el 3 de mayo pasado. Vestía una camiseta de su equipo y le acompañaba un amigo que lucía los colores azulgrana. Varios espectadores recriminaron al madridista que llevase la camisola blanca, aun sin haber mediado ninguna otra actitud por su parte sino la de presenciar el partido Barcelona-Getafe. Uno de ellos llegó incluso a empujarlo. Llegaron luego varias personas ataviadas con chalecos reflectantes y le invitaron a abandonar el lugar, cosa que hizo junto a su amigo.

Añade:

Las imágenes se mostraron en uno de esos programas nocturnos de trifulca dialéctica. Dos contertulios cruzaban allí sus opiniones irreconciliables al respecto. Una de las dos personas discutidoras insistía en considerar la camiseta de aquel seguidor blanco como “una provocación”, lo mismo que debieron de pensar quienes lo desalojaron de su asiento.

Y concluye:

«Provocación» y «provocar» son términos llamados a conflicto, porque a menudo entran en el grupo de las palabras que no sólo describen sino que también juzgan. Sus significados nos remiten a «incitar»: «Hacer que una cosa produzca otra como reacción o respuesta a ella». Pero las definiciones no entran en si el acto de provocar ha de tener carácter voluntario o no. A veces la voluntad es hacer algo, y ciertas personas toman ese hacer como provocación. Y otras en ocasiones la voluntad consiste directamente en hacer para provocar. Hay mucha diferencia. […] El hincha sólo estaba expresando su identificación con un equipo. Y si otros se sintieron provocados por ello, no podían recriminarle nada; del mismo modo que el comprador de una lata de sardinas no puede considerar una provocación que el dependiente le reclame el dinero por querer llevársela. Se sentirá provocado si lo desea, pero no estará en su derecho. Quien está en su derecho es el tendero.

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