El pensamiento irracional está cada día más difundido entre los supuestos abanderados del racionalismo. El ejemplo más claro está en el bando calentólogo en el debate sobre el calentamiento global.
El doctor ingeniero naval José M. de la Viña tienen una columna en Cotizalia que le sirve para anunciarnos los horribles desastres que no acaecerán si no nos aplicamos en combatir el cambio climático como él pide (y supongo que a cambio de contratarle a él).
En su último artículo, el doctor ingeniero ha escrito estas frases:
Las consecuencias del cambio climático deberán integrarse totalmente en la estrategia de seguridad nacional y de defensa. Aunque la certeza no existe, no es de recibo sentarse, esperar a ver qué ocurre porque sea imposible delimitar riesgos con precisión.
Sorprendente, ¿no? No se sabe qué va a pasar, no lo podemos calcular, pero hay que hacer ALGO.
Y el que diga lo contrario o pida más datos o dude de los calentólogos, ya lo sabéis: reeducación, difamación, persecución y expulsión de la universidad.
Un ejemplo de este pensamiento irracional es Greenpeace. Hace un año recordé, gracias a Antón Uriarte, que Greenpeace montó en 2007 una campaña anunciando que en ocho años, si no se hacía nada, el Ebro se secaría. Falta un año para que se cumpla ese plazo y el agua sigue corriendo junto al Pilar. También anunciaron que la Manga del Mar Menor quedaría cubierta por el agua.
GREENPEACE, ESE MANANTIAL DE SOLIDARIDAD
Greenpeace reconoce que ha perdido 3,8 millones de euros porque un empleado especuló en divisas.
Así que Greenpeace cae en las especulaciones capitalistas que están arruinando el Planeta, arrasando la anturaleza y empobreciendo a los seres humanos…
¿Y de dónde ha sacado Greenpeace 3,8 millones de euros?, ¿eran fondos para proyectos, era circulante?
