Este jueves 19 junio 2014 Arcadi España titula El placebo su sección ¡Quia! en el diario El Mundo.
Cada vez que oigo a un socialista hablar de su alma republicana me estremezco como un cadete en flor de cuchillo. Puedo entender que alguien tenga alma monárquica, porque alma y monarquía pertenecen al mismo género de las cosas: no en vano se habla de monarquía divina tanto por dios como por la pijería.
Añade:
Pero la invocación republicana exige que los socialistas abdiquen del alma y pasen al cuerpo. A lo que les pide el cuerpo, concretamente. Si el cuerpo les pide república, adelante y que lo exhiban en abierto. Pero este ritornello, tan típicamente socialdemócrata, está ya cerca de ser intragable.
Y concluye:
Entre otras cosas no se comprende que sean tan cuidadosos para proteger su alma del impacto medievalizante de los derechos históricos, por lo que respecta a la monarquía, y no tomen las mismas medidas profilácticas respecto a los derechos históricos y el nacionalismo. Esos derechos y singularidades que defienden con tanta pasión, hasta el punto de querer incorporarlos en la Constitución tan regeneradora, federal y moderna que prometen.