Este domingo 29 junio 2014 Manuel Vicent titula Mala leche su columna de opinión en el diario El País.
Los latidos del corazón constituyen también una forma de conocimiento. Según los biólogos más avanzados esa bomba mecánica es la que excita y pone en estado mental al cerebro y no al revés; incluso algunos líderes espirituales la han elevado a la categoría de oráculo de nuestro propio futuro.
Añade:
Sus latidos no solo elevan la sangre al cerebro de los presentes para mover el mecanismo de sus pensamientos; también desvían las descargas emocionales hacia el recipiente que son captadas por los electrodos.
Y concluye:
La mala leche que hoy se ha apoderado en nuestra sociedad responde de los latidos de un corazón colectivo devastado. Por eso el aire es irrespirable.