La Marea de Pérez Henares

La izquierda desparramada

La izquierda española está viviendo tiempos convulsos y decisivos. Los sucesivos hundimientos de los suelos electorales del PSOE, primero en la municipales y autonómicas, después en las generales y ahora en las europeas, han abierto una posibilidad nunca hasta ahora visible desde 1977: la disputa por la hegemonía, el desbordamiento por su izquierda de unas siglas, la del PSOE, y un cuerpo ideológico socialdemócrata, aunque teñido de cierto hipysmo-leninismo zapateril letal para su partido.

El rival histórico había sido el PCE, a quien le comió la tostada en las urnas y hasta se apoderó de su memoria real de combate contra la dictadura sustituyéndola por una suya, inventada y conveniente. Durante lustros fue así y fue tan arrollador su triunfo que hasta la izquierda más radical, los ORT, PTE, los troskistas y otros izquierdismos, se pasó a sus filas-la Casa Común- junto a muchos militantes comunistas tras quedar su partido arrumbado a lo residual, 4 diputados con Carrillo en 1982. Pero resistieron y con IU, creada por un minero llamado Gerardo Iglesias (el apellido más clerical pero más recurrente e histórico de la izquierda) se fueron levantado hasta alcanzar cuotas de respeto con Anguita, que su sucesor Llamazares destruyó hasta los cimientos volviendo al borde de la extinción con tan solo dos diputados, el y otro por ICV en Cataluña. La debacle socialista hizo concebir nuevas esperanzas de ese ansiado “sorpaso” y todo parecía encaminarse en esa dirección cuando apareció el fenómeno de Podemos al que nadie echaba cuentas hasta que se demostró que en nuestra sociedad lo mediático tiene un valor decisivo. Aunque eso ya lo sabía Alfonso Guerra cuando afirmó que prefería 10 minutos de televisión a 10.000 militantes. Pues eso

Las elecciones europeas han descubierto un panorama, que algunos pueden tachar de espejismo, pero que el impulso comunicacional y de agitación propagandística parece estar incluso incrementando, de una fragmentación total que tiene partida en tres a la izquierda. No es exacto pero lo parece. La suma de IU y Podemos aún no alcanza al voto PSOE, aunque si lo supera en zonas significativas, e Izquierda Unida aparece aún por delante de la nueva formación que le disputa el espacio de una izquierda cada vez más radical pero pareciera que Iglesias es el referente hegemónico y emergente y son sus postulados y métodos de obligado seguimiento. Izquierda Unida parece ante ello casi al borde de una fusión-rendición donde puede acabar por entregarles la organización a los dirigentes de Podemos, que no son sino el izquierdismo troskista o de cualquier otro ismo de los que siempre pulularon por las facultades universitarias y en especial por la de Politicas y que por vez primera en la historia han logrado obtener un éxito, aunque limitado, en las urnas. Pero pareciera que ese 8%, ellos obtuvieron el 10% y esos 5 eurodiputados, ellos 6, fueran mayoría absoluta. Y ese complejo no solo es suyo, sino que hasta los candidatos a dirigir el PSOE, parecen tenerlos como espejo y referente.

Porque esa es cuestión primordial en la socialdemocracia española. Sea Pedro Sánchez o sea Madina el nuevo secretario general habrán de perfilar un mensaje y un proyecto hacia los votantes. La tentación de un arrimón hacia quienes les merman votos es evidente. Los riesgos tambien debieran serlo aunque algunos parecen ni querer contemplarlos. El deslizamiento del PSOE , que en realidad comenzó ZP, hacia posturas dilentantes en lo territorial y en lo constitucional no son nuevas. Pero pueden agravarse y empezar a reflejarse en Europa donde el PSOE puede no votar el acuerdo Juncker-Schulz para Comisión y Parlamento europeo que si ha alcanzado el conjunto del grupo parlamentario socialista europeo. Sería todo un síntoma de la tiniebla por la que transitan.

Esa es la cuestión interna pero luego queda la esencial y que no es ajena a estos movimientos. Fragmentada, dividida y desparramada, la izquierda ve también posibilidad de triunfo pues no se oculta a nadie que el partido en el Gobierno, el PP ha sufrido también un profundo y terrible deterioro. El sueño es que si bien separados y ajustando cuentas internas y peleas por la primogenitura puedan tras las municipales establecer pactos que permitan desplazar en muchos lugares a los populares. No quepa a nadie duda que en esa situación, no solo se producirá en la inmensa mayoría de los casos el consabido pacto de familia sino que a ella pueden asimilarse de inmediato los nacionalismos autobautizados de izquierda y los que no lo son pero tampoco les importa. Claro que esa expectativa es lo que algunos entienden como la mejor baza electoral del PP.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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