Este 11 de julio de 2014, Moncho Alpuente escribe en Público una columna titulada ‘Que llamen al exorcista‘ en la que arranca diciendo:
A Esperanza Aguirre hace tiempo que se la llevan los demonios que conviven en su interior y que se desmandan a menudo provocando accidentes y resquebrajando su máscara facial de sexagenaria pizpireta y marchosa, castiza y cañí de las que saben bailar el chotis sobre un ladrillo y luego utilizar el soporte para romper alguna cabeza.
Añade que:
Sin pistola (ni falta que le hace) Esperanza Aguirre librará la batalla de Brunete y organizará algunas escaramuzas en el Frente de Iglesias, para seguir sosteniendo y no enmendando sus calumnias, engordando un poco más la bola de la infamia.
Y concluye que:
Hemos asistido estos días a auténticos diálogos de besugos con Eduardo Inda , colega de querella de Esperanza que no suele escuchar a sus interlocutores porque sigue rumiando su discurso inalienable y alienado resucitando a ETA para que comparezca como testigo de la acusación y repitiendo sus consignas.