El mayor error del lider del PSOE es el de haberse negado 'a priori', a cualquier tipo de pacto con la derecha

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy están condenados a entenderse

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy están condenados a entenderse
Mariano Rajoy. PD

Tengo para mí que el mayor error de los que ha cometido hasta el momento la estrella ascendente en el firmamento socialista, Pedro Sánchez, no ha sido, con haber constituído una equivocación seria, el haber rechazado apoyar a Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión, en un gesto inútil que nada iba a cambiar los resultados; el mayor error, entiendo, es el de haberse negado ‘a priori’, y de la manera más rotunda, a cualquier tipo de pacto con la derecha.

Estando, como está Sánchez, condenado a entenderse con esa derecha y quizá hasta más allá de lo que podríamos ahora sospechar, la negativa puede volverse más pronto que tarde en su contra.

Por ejemplo, Cataluña. ¿Cree el hombre que será secretario general del PSOE el próximo domingo que un espero que probable acuerdo con Mariano Rajoy en el tema catalán no va a comenzar a atar lazos duraderos entre socialistas y ‘populares’.

Claro que respeto el juego de los partidos en una democracia, faltaría más; precisamente por ello, conozco el valor del acuerdo entre las principales fuerzas cuando ello es preciso.

Ni creo demasiado en las mayorías absolutas, que conducen a una merma de libertades y diálogo, ni en un bipartidismo puro -que aquí, digan lo que digan, no existe–. Pero creo aún menos en un Parlamento atomizado en el que las distintas fuerzas ‘medianas’ se anulan unas a otras.

Ni Italia, ni Francia con Le Pen ascendente, ni esa Gran Bretaña en la que emergen formaciones bien extrañas: Alemania sí ha sabido encontrar, con su ‘grosse koalition’, un camino temporal de estabilidad.

Y no digo yo que haya que ensayar en España fórmulas de gran coalición -aunque, si necesario fuese, ¿por qué no?–. Digo que lo que se impone, desde hace años, es la cultura del pacto más que la de la confrontación.

Y que, si hay que reformar una Constitución para que algunas aspiraciones catalanas quepan en ella, habrá de hacerse con acuerdo entre los dos ‘grandes’, sin prisas, pero ya sin pausa.

Y si hay que modernizar la ley fundamental en otros aspectos, entre ellos los que supongan el fortalecimiento de la Corona, de esa nueva Corona emergente, tampoco podrá hacerlo un partido en solitario.

Lo mismo digo de la reforma de las administraciones, de la legislación contra la corrupción, de ciertas reformas sociales -ahí quedó aparcada la del aborto, sin que Ruiz Gallardón haya dimitido aún– Hay muchos campos a los que el consenso global podría, y debería, extenderse.

Rechazar ‘por principio’ la posibilidad de entenderse, sin saber aún lo que va a decir la otra parte, me parece temerario.

La ventaja de la derecha, en la que no me veo reflejado, sobre la izquierda es que la primera no tiene necesidad de estar presumiendo todo el día de ser eso, la derecha, y que incluso arrebata algunas banderas a la izquierda, mientras que esta última se siente constantemente asomada al abismo de otras izquierdas más radicales en sus planteamientos.

Y ‘Podemos’, por muy bien que le vaya en las encuestas, por muy respetables que sean sus líderes, no puede seguir siendo el referente de lo que hagan o digan el PSOE, o Izquierda Unida, o hasta el Partido Popular. ¿Estamos locos o qué?

Quienes creen conocer el calendario casi inescrutable de La Moncloa dicen que la entrevista de Rajoy con Artur Mas se producirá antes que la del presidente del Gobierno central con Sánchez, que antes tiene que pasar por el trámite formal de ser elegido de nuevo, ahora por los delegados al congreso del PSOE de este próximo fin de semana. Lástima.

Porque Rajoy iría mejor armado a su encuentro con el president de la Generalitat, que me da a mí que se está batiendo en una cierta retirada no reconocida, si contase con la complicidad del nuevo líder de un partido que está viviendo momentos desconcertados, sí, pero que sigue conservando dos centenares de miles de militantes, cientos de sedes y millones de votos.

Claro que dos no acuerdan si uno no quiere, pero ¿puede Rajoy permitirse el lujo de seguir aferrado a su permanente ‘no a todo’?¿Puede Sánchez mantener ese brindis al sol de que a la derecha ni agua?

Me parece que los tiempos que corren corren -perdón por la redundancia_en un sentido diferente al que Sánchez define como nuevos tiempos. Soy, por supuesto, de los que desean que todo esto salga bien.

Y no saldrá bien sin acuerdos generosos e imaginativos entre los dos hombres que más poder político tienen hoy en España.

Uno de ellos es un recién llegado, pero ya no le queda tiempo ni para las bravatas ni para seguir tanteando por dónde va el camino. Acertar no es, al fin y al cabo, tan difícil.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído