Este lunes 8 de septiembre de 2014, José Oneto publica una columna en República.com de título ‘Madrid, «test» del futuro reparto del poder en España‘. Así explica sus argumentos:
El mes que viene Rajoy tiene que decidir los cabezas de listas de los Ayuntamientos, y Esperanza Aguirre estará en plenos trámites judiciales para intentar que esa actitud de desobediencia no se convierta en delito firme, con la correspondiente condena de seis meses a un año de prisión y su inhabilitación para cualquier cargo público.
Concluye entonces:
Un problema más para Aguirre, que nunca se ha entendido y nunca se entenderá con Rajoy, y un problema más para el Presidente del Partido que puede ver los cielos abiertos para desprenderse definitivamente de ella, sin correr el riesgo de que pueda ser condenada y sin que se le pueda echar en cara que ha actuado por venganza y de forma arbitraria. Aguirre está en la misma situación que estaba Jaime Mayor en los días previos a las europeas. Ni él había dado el paso para defender su candidatura, ni Rajoy le decía nada. En julio, hubo un amigable encuentro de Rajoy con Aguirre, y ella no le dijo que quería ser candidata a la Alcaldía madrileña (aunque está deseando), ni él le propuso que lo fuera. Típico de Rajoy: ni sabe, ni contesta… En esta ocasión, la Audiencia puede haber decidido por él.