La ley D'Hondt que machaca a las terceras opciones de alcance nacional

UPyD y Ciudadanos: Ritos de apareamiento

La que se lió cuando desde dentro el eurodiputado Sosa Wagner se lanzó a proponer públicamente la confluencia

UPyD y Ciudadanos: Ritos de apareamiento
Albert Rivera y Rosa Díez. CS

No hace falta recurrir a la bruja Adelina -adivinadora, vale- para anticipar que tanto Ciudadanos como UPyD saldrían ganando si se produjese algún tipo de convergencia política entre ambos.

Si no una fusión de los dos partidos, al menos alianzas electorales. Pero lo van a hacer muy difícil las reticencias de Rosa Díez y el sector más afín a ella de la llamada formación magenta, cuyo consejo político fijó el pasado fin de semana las consabidas 20 condiciones exigibles a las organizaciones que aspiren a encamarse con UPyD.

No se entiende pero es lo que hay. Albert Rivera, líder de Ciudadanos, cuyos ritos de apareamiento son continuos e indisimulados, había dicho que bloquear toda posibilidad de entendimiento equivaldría a supeditar el interés general al de partido.

Aún más: poner tales condiciones previas (programáticas, ideológicas, estatutarias) para intentar el acuerdo es una forma de atentar incluso contra los propios intereses de partido. Es de pura lógica que ensanchar la base por afinidad de otros garantiza una mejora de la facturación electoral.

Cierto que hoy por hoy UPyD dobla en votos a Ciudadanos, pero, a pesar de los pesares (ay, esa ley D’Hondt que machaca a las terceras opciones de alcance nacional) no es lo mismo entrar en el reparto de escaños con un millón de votos (UPyD, en las últimas europeas) que con un millón y medio. Sin embargo, hay que ver la que se lió cuando desde dentro el eurodiputado Sosa Wagner se lanzó a proponer públicamente la confluencia con Ciudadanos.

Desde los insultos de «corrupto» formulados por Carlos Martínez Gorriarán hasta, ya en dirección contraria, la comparación del estilo de Rosa Díez con los métodos del viejo PCE (el de las «autocríticas»), formulada por un conocido periodista antes cercano y ahora desencantado de UPyD.

En cualquier caso, Sosa Wagner debería considerar que ha valido la pena el chaparrón de improperios y descalificaciones que le han dedicado los dirigentes más fieles a Rosa Díez. Por hacer ese tipo de propuestas en los medios de comunicación y no dentro del partido, y por acusar de autoritarismo a la dirección oficial de UPyD.

Vale pero, aunque la jefa le haya retirado la confianza personal -no la condición de jefe de filas de los eurodiputados de UPyD-, consiguió que en el consejo político se librara un vivo debate sobre la posibilidad de pacto con Ciudadanos y, a pesar de las 20 condiciones, se haya abierto esa puerta.

«Aun así, tenemos una oportunidad, así que no hay excusa», ha declarado el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, incluso después de conocer las 20 condiciones.

Su amable persistencia en repetir casi a diario los ritos de apareamiento, sin condiciones y sin excusas, se ha convertido en una banda sonora mas escuchada de lo que parece en torno a conocidos militantes y simpatizantes de UPyD, especialmente los más mediáticos.

 

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