JOHN MÜLLER

«Una muerte inesperada tomó ayer la única decisión que Emilio Botín aún no había adoptado»

"Una muerte inesperada tomó ayer la única decisión que Emilio Botín aún no había adoptado"
John Muller.

Escribe John Müller este 11 de septiembre de 2014 una columna titulada ‘La última decisión’ en El Mundo que arranca así:

La sorpresiva muerte de Emilio Botín instaló ayer en el Banco Santander el peor escenario posible que podía contemplar la familia, pero no así la entidad. Salvo que existan protocolos secretos que definan una transición dinástica, el banco está lo suficientemente institucionalizado como para elegir un sucesor que colme sus expectativas y eso incluye a Ana Patricia Botín y a cualquier otro que satisfaga el criterio del consejo de administración.

Continúa:

La única duda es si los Botín, que han transformado el banco en su obra personal durante cuatro generaciones a partir de una pequeña porción de propiedad, podrán mantener las alianzas y los equilibrios sin una figura como la del patriarca.

Lo que más llamaba la atención de Botín aparte de su energía era la lluvia de preguntas que dejaba caer a sus interlocutores. Preguntaba incesantemente, escuchaba mucho y sentenciaba poco. «Yo gestiono un servicio público», solía decir.

Era muy interesante observar su relación con los políticos. Botín era de una línea: siempre con el poder. Mejor si las autoridades eran elegidas en las urnas, pero no tenía escrúpulos con China, por ejemplo. Y los apoyos los gestionaba él. Si había que desautorizar a un analista crítico con el gobierno en Brasil se hacía. Eso ha puesto en cuestión la credibilidad de los juicios del banco en política, pero deja muy claro que su único objetivo es la cuenta de resultados.

Recuerda:

Por eso fue extraño su enfrentamiento con el Estado a cuenta del caso de Alfredo Saénz. Botín tensó la cuerda hasta un extremo en que el conflicto amenazaba con dañar a personas e instituciones. Lo hizo por lealtad con Saénz, que incorporó el Banesto a su grupo, y por la convicción de que su situación era injusta.

Finaliza:

Su asignatura pendiente fue no haber resuelto su sucesión en vida. No hay duda de su predilección por Ana Patricia. Pero como buen padre deseaba protegerla de ataques como los que sufrió en febrero de 1999 cuando la alta dirección del grupo se puso en guardia después de que El País Semanal publicara una semblanza muy almibarada de ella. Aquello fue visto como un error y obligó a Ana Patricia a imponer una pausa en su brillante carrera. Una muerte inesperada tomó ayer la única decisión que Emilio Botín aún no había adoptado.

 

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Autor

Roberto Marbán Bermejo

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente cursa el grado de Ciencias Políticas por la UNED, fichó en 2010 por Periodista Digital.

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