Este 12 de septiembre de 2014, Jaime González escribe en ABC una columna de título ‘¿Victoria?‘, en la que reflexiona sobre la Diada en Cataluña de la jornada anterior. Así se explica Jaime González:
La escenografía independentista es de una versatilidad incuestionable: ora cadenas humanas, ora «V» de victoria, ora piras incendiarias donde arden las banderas de España atizadas por la rabia. ¡Qué manera más iracunda de festejar un triunfo! Desde hace unos años, cada ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanova no es más que la coronación de una impostura. Un soberano ardiz, una embaucadora mentira.
Desarrolla entonces su idea el jefe de Opinión en ABC:
…La Diada: si alguna vez fue un hermoso sentimiento compartido, hoy no es más que un arma arrojadiza, una guirnalda de espinas, un instrumento al servicio de la causa.
¿Qué celebró ayer Cataluña? Mejor dicho: ¿qué motivos tiene objetivamente Cataluña para festejar el 11 de septiembre? Ciertamente, ninguno. Si la Diada debiera ser la expresión unitaria y jubilosa del alma de un pueblo, ¿qué «V» de victoria cabe exhibir en una sociedad donde la convivencia está quebrada?
Así termina González:
¿De qué está usted hablando, señor Mas, si ha hecho añicos hasta su propio partido? Solo caben dos hipótesis para explicar los motivos de su huida hacia adelante: idealismo irresponsable (que no parece el caso) o una tremenda impostura. La exaltación soberanista como fórmula para incendiar el paisaje y borrar así las huellas más comprometedoras de su propio pasado. Ora cadenas humanas, ora «V» de victoria, ora piras incendiarias. Le ha llegado su hora, señor Mas. Mire a su alrededor. ¿Por qué canta victoria?
