Este 16 de septiembre de 2014, escribe José Antonio Zarzalejos en El Confidencial una columna titulada ‘Un juez estratégico contra la España delincuente’ en la que arranca diciendo:
El pasado día diez de septiembre, el Rey, embutido en una toga, presidió la apertura del Año Judicial. Pudo comprobar de viva voz -Fiscal General del Estado y presidente del Tribunal Supremo- que el país cuya jefatura de Estado ostenta padece una lacra que ambos responsables públicos situaron en el centro de gravedad de su disertación: la corrupción política y pública.
Añade que:
La corrupción está en el circuito público y lo está arraigadamente. Los medios para combatirla son insuficientes, las causas se alargan hasta plazos que, en la práctica, conducen a una fuerte sensación de impunidad y existe la percepción de que el Estado debe aportar mucha más energía para combatir la industria de la corrupción y la rapiña de lo público.
Y concluye que:
La España delincuente requiere de un juez, primus inter pares, que sea de acero.