Enric Sopea escribe este 19 de septiembre de 2014 en elplural.com una columna titulada ‘Jordi Pujol, el ‘cuatrero’ del independentismo’ que arranca así:
Jordi Pujol denuncia sufrir una «inquisición general» y pide archivar las diligencias abiertas por una juez de Barcelona. De nuevo, el fundador de Convergència se acoge al victimismo. De hecho, el muy pillastre, solicita ahora el archivo del caso.
Continúa:
Pensó, desde jovencito, que él sería el salvador de Cataluña. Y así, ya mayor, fue su mandato. Estaba siempre dispuesto a dar lecciones de catalanismo a todo aquel que no fuera nacionalista. Llegó a creer que Cataluña -su Cataluña- era precisamente él. De algún modo, ejerció de inquisidor. Logró que, en el día a día, hubiera catalanes de primera división y el resto, de segunda.
Finaliza:
Volvió a salir del armario recientemente. En este caso lo hizo para confesar que no era trigo limpio ni él, ni su mujer, ni sus hijos. Nos acercamos al 9 de noviembre, según repite cada dos por tres Artur Mas sobre la consulta. Mas es el sucesor a dedo de Pujol y sus hijos. Cada oveja con su pareja.
