Este 22 de septiembre de 2014, escribe Gonzalo López Alba en El Confidencial una columna titulada ‘El PSOE prefiere salvar a sus ‘coroneles’ antes que recuperar el fortín de Madrid’ en la que arranca diciendo:
Tomás Gómez y Antonio Miguel Carmona serán, salvo sorpresa de última hora, el ticket del PSOE para la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid en las elecciones de mayo próximo por muchas y variadas razones, que poco o nada tienen que ver con su idoneidad como candidatos y mucho con los pactos que encumbraron a Pedro Sánchez a la secretaría general del partido y con la alarmante falta de banquillo que exhiben los socialistas.
Gómez ha aprovechado el río revuelto en el que se convirtió el PSOE tras su histórico batacazo de las elecciones europeas para blindarse en el corto plazo.
Sabido es que en política los enemigos de ayer pueden ser los aliados de hoy -y viceversa-. Lo fueron José María Aznar y Jordi Pujol, y lo son ahora también Gómez y Sánchez.
El secretario general del PSOE madrileño pudo entonces vanagloriarse de haber doblado el pulso al tándem Ferraz-Moncloa, pero, si es que no la sabía ya, aprendió una lección capital en el funcionamiento de su federación: siempre que ha habido enfrentamientos internos de calado en Madrid, ha sido a causa de la divergencia entre dos aparatos, el regional y el de Ferraz.
Añade que:
Ahora, Gómez ha bloqueado -en el corto plazo- el suministro de ayuda a los críticos al empotrarse en Ferraz. Los votos que proporcionó a Sánchez en su disputa con Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias -movilizados en la práctica más por el antiguo guerrista José Cepeda que por él mismo-, los cobró en forma de un asiento en la Ejecutiva federal, de modo que -aunque no sea enteramente cierto- le resulta muy fácil parapetarse tras el argumento de que, en estos momentos, «ir contra Tomás Gómez sería ir contra Pedro Sánchez».
Con este blindaje, su segundo movimiento ha sido cerrar el paso a la posibilidad de que prospere cualquier candidatura alternativa al imponer las primarias cerradas -sólo podrán participar los militantes, menos de 15.000 frente a los 18.000 de 2010- para la selección del cartel madrileño, un modelo que prima a los candidatos del aparato al llevar aparejada la exigencia de obtener un 20% de avales para poder entrar en la competición.
En los siete años que lleva al frente del PSOE de Madrid, Gómez no ha hecho más que sumar derrotas electorales y victorias orgánicas, gracias al control del aparato regional.
Y concluye:
Aunque todo es prematuro, porque, en un escenario de fragmentación que obligará a pactos, podría ocurrir que Tomás Gómez obtenga un mal resultado y se convierta en presidente, hay quien ve el bosquejo para una posible operación de recambio ordenado en el ascenso de su secretaria de Organización, Maru Menéndez, al puesto de número tres en la dirección del grupo parlamentario del Senado. Otros opinan que el sucesor podría ser Carmona si sale bien parado de los comicios municipales. Y otros, más prudentes, opinan que es muy pronto para hablar de nombres, pero casi todos piensan ya en el día después, sobre todos los cuadros jóvenes que han renunciado a dar ahora la batalla, pero velan armas a la espera de un escenario más favorable para el cambio.