Este 23 de septiembre de 2014, escribe Pilar Rahola en La Vanguardia una columna titulada ‘Carmen/Carme‘ en la que arranca diciendo:
Iba a responder a doña Chacón citándola por el nombre, pero ese punto es un arduo dilema, porque se llama Carme cuando anhela votos catalanes y Carmen cuando quiere triunfar en los Madriles, y esa dualidad nominal en función de los intereses políticos es un buen lío.
Añade que:
Dice estar acostumbrada a «ser blanco de las infamias de los depositarios de las esencias de España (Losantos, Pío Moa, César Vidal)», y que no le asustan «las ofensas de los autoproclamados guardianes de la ortodoxia catalana». Otra vez hace trampa.
Y concluye que:
Yo sólo aspiro a guardar la coherencia de mis convicciones, y allá cada cual con lo suyo. Y respecto a Moa, Losantos y compañía, menos lobos, que todos estos están encantados con lo que usted dice. No se me haga la progre, doña Chacón, que es mucho más progre la derecha de Cameron que la izquierda que usted representa.