Este 26 de septiembre de 2014, escribe Francisco Pérez Abellán en Libertad Digital una columna titulada ‘Ya estamos en el infierno, juez’ en la que arranca diciendo:
Dice usted, Señoría, que al infierno se llega deprisa. Pues mire sí, tiene razón: Mariló Montero persigue en el caso Asunta al sospechoso «Q. D. E. P», al que el gran Ónega le ayuda a identificar, mientras TVE se derrumba con estrépito con el auxilio del psicólogo que empuja al suicidio. Como ella dice: «No está comprobado que el alma no sea trasplantada con los órganos».
Añade que:
En general, ¡qué mal se cuentan los sucesos en la tele! Si el periodismo ha muerto (q. e. p. d), el de sucesos huele a ídem. Que la enfermedad era grave se supo cuando la humorista Paz Padilla empezó a dar las noticias de ETA sin que ni la FAPE ni la APM dijeran ni mu
Y concluye que:
En fin, voy a revelar el móvil para que los ignorantes tomen nota: a la pequeña Asunta la mataron presuntamente porque se convirtió en un estorbo, que es algo muy corriente que incita a matar. Los que la adoptaron nunca tuvieron vocación de padres. Trataron de salvar su matrimonio adquiriendo una niña china.