Los ciudadanos que pagamos impuestos

Dinero para los partidos: la piñata nacional española

Dinero para los partidos: la piñata nacional española
Derroche y despilfarro PD

El ministro de Hacienda no se ha olvidado de los partidos políticos. En los Presupuestos (PGE) para el año que viene tiene consignados 156,4 millones de euros. Sólo convirtiéndolo a pesetas se aprecia que es un dineral.

Dineral que cuando se pregunta por la razón de tanta generosidad -en contraste, por ejemplo, con la cicatería que supone la subida del 0,25% para las pensiones- la respuesta es que el año que viene habrá elecciones. Las primeras, las municipales. Es un argumento, pero ni aclara el fondo de la cuestión, ni responde a la pregunta elemental.

Teniendo como tenemos medios públicos de comunicación -canales de televisión y radios públicas estatales y autonómicas-, ¿por qué hay que gastar dinero en publicidad y propaganda?

Por no hablar de las redes sociales. El partido Podemos irrumpió en la vida política nacional y dio el campanazo en las europeas sin gastar un euro en publicidad. Apoyándose en Internet y en las restantes redes sociales.

No es demagogia preguntar por estas cosas porque resulta que los ciudadanos que pagamos impuestos -una minoría, por cierto, poco más de cinco millones de un total de los 46 millones de habitantes que tiene España- estamos hartos de ver como determinadas partidas de los PGE responden a la inercia de un tiempo que hace tiempo que hemos dejado atrás.

Días de abundancia y de abusos y manga ancha en el manejo de los caudales públicos o en la contratación a dedo de asesores de cargos públicos. Los partidos políticos predican la austeridad ajena.

Se apuntan a la ley del Embudo. Reciben subvenciones del Estado y mantienen fundaciones: FAES, Humanismo y Democracia (PP); Pablo Iglesias, Jaime Vera (PSOE); Europa de los Ciudadanos (IU); Cat Dem (CiU); Miquel Coll Alentorn (Unió); Josep Irla (ERC); Sabino Arana (PNV); Ramón Rubial (PSE); Estudios Vascos (PP), etc.), a cargo del erario. Unas más que otras.

Algunas mucho más, pero todas reciben dinero público. Entre 2008 y 2012 las fundaciones dependientes del PP y del PSOE recibieron alrededor de 42 millones de euros. Sin apenas control porque el Tribunal de Cuentas fiscaliza con cinco años de retraso.

Otro tanto sucede con los sindicatos y la patronal. ¿Por qué no se financian con cargo a las cuotas que pagan los militantes?

Teniendo como tenemos más de setecientos mil hogares sin una sola fuente de ingresos, en los que la cuchara que llevan al plato procede del Banco de Alimentos cualquier gasto innecesario se torna obsceno. Habrá quien diga que esto es demagogia.

Quien así lo piense, se delata. Hace tiempo que no habla con la gente de la calle. La gente que está harta de escuchar discursos para superar la crisis en boca de quienes no sufren sus efectos. Y, encima se quejan de cómo pintan algunas encuestas el porvenir electoral.

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