Este sábado 4 octubre 2014 John Muller titula Error en el servidor su sección Ajustes de cuentas en El Mundo.
La moral tributaria está por los suelos. Y el último mazazo se lo ha dado un inspector de Hacienda metido a cajero que en 2003 se inventó las tarjetas de crédito black. Hay muchas personas decepcionadas por la alcurnia de los beneficiarios. Sólo cuatro supieron comportarse en este reality que organizó Miguel Blesa y nunca tiraron del regalo envenenado. Algunos están avergonzados y han pedido perdón. Otros, y eso es lo peor, ni siquiera admiten haber sido pillados en falta -«Fulanito me dijo que era legal»- ni tampoco les extraña haber sido tocados por un chollo tan grande. Pensaban que se lo merecían. Que por su cara bonita. Muy listos, no dudaron en «implicarse en la gestión».
Añade:
¿Cómo es posible que en la caja de ahorros de uno de los territorios más ricos de España se montara un sistema así para defraudar? […] En todas las entidades bancarias se producen descuadres. Un céntimo en un millón no parece mucho. Con el dineral que movía Caja Madrid, que no se justificara a fin de año en qué se gastaron uno o dos millones de euros no parecía un drama. Incluso existe un concepto bajo el que estas cantidades se pueden imputar: «Error en el servidor».
Y concluye:
El problema se plantea cuando el error en el servidor se convierte en error al servirse y se destapa el pastel. O cuando el servidor pasa a ser servido y los demás nos transformamos en sirvientes. Un experto tributario decía hace unos días que «es un milagro que, con lo que se publica en los diarios, los españoles sigan pagando impuestos».
