Este 8 de octubre de 2014, escribe Isabel San Sebastián en ABC una columna titulada ‘Noticia de España‘, en la que arranca diciendo:
Resulta francamente doloroso, amén de humillante, comprobar la cuantía de méritos variopintos que acumula España últimamente en el empeño de transmitir una imagen deplorable de sí misma allende nuestras fronteras. Doloroso, humillante y además frustrante para alguien que, como yo, conoce de primera mano la meritoria labor realizada por nuestro cuerpo diplomático con la finalidad de lograr exactamente lo contrario. Por más que se esfuercen, están vendidos.
Añada que:
Muy mal de reflejos anda el Gobierno para no haber producido ya un argumentario solvente, avalado por científicos y explicado por expertos, capaz de calmar a la ciudadanía aquí y fuera de aquí.
Es fácil matar al mensajero y culpar a los periodistas de difundir irresponsablemente el pánico.
Y concluye que:
Titulares alarmantes referidos a graves fallos de seguridad en los sistemas de control sanitario. Crónicas de corresponsales que se olvidan, por un día, de la ración cotidiana de corrupción o la algarada separatista de turno, para señalarnos como un territorio en el que la salud pública corre peligro. Esa es, hoy por hoy, la noticia de España. Y España, afortunadamente, no es eso.
