Este 13 de octubre de 2014, escribe Ignacio Camacho en ABC una columna titulada ‘Fuera de lugar‘ en la que arranca diciendo:
Sólo la endogamia y el sectarismo de la política pueden explicar que la ministra de Sanidad siga en un Gobierno al que por méritos nunca debió pertenecer. Y otro tanto cabe decir del consejero bocazas Javier Rodríguez, contumaz soliviantador primero de la clase sanitaria madrileña y luego de la opinión pública española al empeñarse en culpabilizar de forma grosera a la auxiliar clínica contagiada de ébola.
Añade que:
La gente no puede entender que personas sin capacidad para ejercer su función estén al frente de responsabilidades de Estado. El criterio de selección de equipos directivos que se aplica en la alta Administración no pasaría ningún filtro en la empresa privada: se pagan favores, se priman obediencias. Y el resultado es la frecuente presencia de personas inapropiadas en sitios inadecuados.
Y concluye que:
Mato y Rodríguez están claramente fuera de lugar. La una, sin entrar en su dudoso entorno personal y su débil perfil político, por clara falta de cuajo para reaccionar ante una emergencia nacional. El otro por su desaprensiva, incendiaria ausencia de tacto en la justificación del caos en el que le tocaba poner orden. Sobrepasados por las circunstancias, ambos han demostrado ineficacia manifiesta para cumplir la misión que tenían encomendada. Cada minuto de su continuidad agrava la crisis de empatía social que sufre la actividad pública. Es un trastorno, un estrago. Un autosabotaje.
