Este 13 de octubre de 2014, escribe Fernando Sánchez Dragó en El Mundo una columna titulada ‘Un país normalizado‘ en la que arranca diciendo:
Mientras decenas de miles de catalanes, incluidos los que militan en su partido personal (PP), se manifestaban en Barcelona defendiendo la nación española y la condición de españoles de millones de catalanes que viven acorralados por la violencia diaria del separatismo, Rajoy los apuñalaba con un articulejo en elpais.cat del que no se sabe qué asombra más, si la forma roma del bobo solemne sin criterio o el fondo de solemne traición a la nación y a su Constitución que juró cumplir y hacer cumplir.
Añade que:
Pero lo más irritante de la sumisión de Rajoy a los que lo cercaron en Génova 13 la noche del 13-M es que finja normalidad.
Y concluye que:
Y cebrianiza: «Que un presidente del Gobierno, en un día tan simbólico como el 12 de octubre, pueda dirigirse a los catalanes en lengua catalana y a través de un medio catalán tiene también plena congruencia». Claro. La misma que hablar de la Hispanidad refiriéndose al «millón de latinoamericanos» que viven en España, sin nombrar siquiera la lengua española, perseguida en Cataluña con el respaldo de Cebrián y la complicidad de Rajoy.
Cuánta miseria y cuánto miserable.