Este 16 de octubre de 2014, escribe Marcos Paradinas en El Plural una columna titulada ‘Un contagio de película’ en la que arranca diciendo:
Tarde o temprano, la historia siempre viene a dar la razón a las grandes naciones. Cuando todas las miradas se posaban en España por culpa de un complot «miserable» urdido por el PSOE, la prensa y la Bruja Averías para alarmar a la población sobre el ébola, resulta que Estados Unidos sufre un problema idéntico al nuestro. Y con su ridícula actuación, los yankis han venido a ratificar lo bien que hacemos las cosas por aquí.
Añade que:
Otra buena prueba del nivel de nuestro sistema informativo es que es el más elegido entre las personas influyentes. No en vano, la ministra de Sanidad en persona ha reconocido que se entera del estado de salud de la infectada por la prensa; una opción que también tomaron el médico que encargó los análisis y la mismísima Teresa, que conocieron el positivo en ébola desde la comodidad de su smartphone. Mientras, en Estados Unidos, se moviliza a un porrón de profesionales para informar puerta por puerta a los “contactos de riesgo”, con toda la huella ecológica que eso supone.
Y concluye que:
Sólo hubiera faltado que Excalibur hubiera saltado por la ventana, aterrizado vivito y coleando varias plantas más abajo y desatado el caos por el centro de Alcorcón, como una versión famélica del Cujo de Stephen King. Desde luego, qué peliculeros son los americanos.
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