Este 16 de octubrer de 2014, escribre Juan M. Blanco una columna en Vozpópuli una columna titulada ‘Nadie confía en nada’ en la que arranca diciendo:
La reciente crisis del ébola ha vuelto a poner al descubierto algunos defectos consustanciales a nuestra política. La improvisación, la chapuza, la toma de decisiones sin criterio racional. O la poca preparación de nuestros dirigentes políticos. Nada nuevo bajo el sol. Pero también otros elementos cruciales como la escasa credibilidad que la gente concede a las autoridades.
Añade que:
La confianza es como el jarrón chino, fácil de romper, casi imposible de recomponer. Al cundir el descrédito, cualquier medida puede resultar sospechosa, generar recelo, fuere acertada o equivocada.
Y concluye que:
Faltan árbitros en quienes confiar, esas figuras que por su honestidad profesional, independencia de grupos y facciones, o desapego a intereses corporativos, generan ascendiente y confianza. Se echa de menos una resurrección de esa auctoritas que feneció hace tiempo.