Cenas hasta bien entrada la madrugada, pagos en hoteles y hostales a horas intempestivas

Los ‘tar-jetas’ de Caja Madrid y sus misteriosos e inconfesables gastos nocturnos

Los 'tar-jetas' de Caja Madrid y sus misteriosos e inconfesables gastos nocturnos
Derroche y despilfarro PD

Lo leo y lo creo. Eso es lo malo. Lo normal en una sociedad de individuos y responsables públicos decentes sería esperar a ver el veredicto de los tribunales antes de hacer un juicio mediático sobre el comportamiento de algunos.

El problema es que aquí, con el caso de las famosas tarjetas negras de «tócameroque» de Caja Madrid todo lo que leemos tenemos que creerlo porque es cierto ni más ni menos.

Es verdad que con ese dinero de todos unos pocos hicieron de todo, desde noches locas en los beach clubs más selectos de Ibiza, a masajes cuyos nombres son irrepetibles, pasando por comilonas en restaurantes de lujo, trajes a medida y todo lo que nos podamos imaginar y más.

De los 86 directivos sólo cuatro no hicieron uso del chupichollo, uno ya fallecido y otros tres hombres limpios, algunos de los cuales ha reconocido que ni siquiera saco la tarjeta del sobré donde le llegó, cuando no le dieron una explicación fiable de su uso.

El valor total de lo gastado entre todos, sólo en gastos y caprichos personales, fue de mas de quince millones de euros y al parecer eran de una voracidad extrema hasta el punto de que incluso cuando la entidad estaba ya al borde de la quiebra exigieron cobrar unos sueldos similares a los que se cobrarán en los grandes bancos de EEUU.

¡Así es de fuerte todo esto, y encima nos piden que no les señalemos con el dedo!.Hemos leído y, nos lo creemos que 10 consejeros acumularon cargos a sus tarjetas por valor de 346.416 € en concepto de gastos nocturnos.

Cenas hasta bien entrada la madrugada, pagos en hoteles y hostales a horas intempestivas y retiradas de importantes cantidades de dinero mucho después de las 12:00 de la noche.

Entre los que más dinero sacaban en efectivo destaca el representante de IU Moral Santín que -haciendo un corte de mangas a sus apellidos-, prefirió tener la moral distraída y ni un pelo de santo por lo que dispuso de mas de 360.000 euros contantes y sonantes, según se cree, para el pago de gastos privados que no quería que dejaran rastro.

Era noctámbulo y de hecho más de 100.000 euros de esa cantidad se retiraron de cajeros después de la media noche. Si de muestra vale un botón, llama la atención que en la madrugada del 27 de diciembre de 2012 hizo tres retiradas consecutivas de efectivo entre las 00,57 y las cuatro 00,59 horas de la madrugada de mil euros cada una.

Vivían a tope, disparaban con pólvora del rey y no se privaban de nada, porque para privaciones ya las tenían los clientes de la entidad que les habían convertido a ellos una elite tramposa de nuevos ricos.

Sólo se parecían al común de los mortales en que sus tarjetas echaban humo en momentos clave como las Navidades, las vacaciones de verano y las temporadas rebajas sólo que el monte total de sus gastos era muchísimo más que el sueldo de cualquier pequeño ahorrador de Caja Madrid.

Si uno lee con detenimiento las partidas de gastos no puede evitar sonrojarse, ni tampoco pensar qué país hemos construido, de corruptos, mangantes y sinvergüenzas.

El otro día escuché a un colega decir que Caja Madrid es como una metáfora de un país de moral pantanosa y recurría a Shakespeare parafraseando, para la ocasión, aquello de que las virtudes de los hombres se escriben en el agua mientras «que sus vicios quedan registrados en la banda magnética de las tarjetas de crédito en su día repartió Blesa». AMÉN

 

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