El problema de Cataluña no se acaba el 9-N. Hay que dialogar para llegar a una solución política
Este domingo 19 octubre 2014 Casimiro García-Abadillo titula ¿Serviría de algo salvar al soldado Mas? su Hoja de ruta del director en El Mundo.
Y, al final, será una payasada. Después de asegurar, prometer, jurar que el 9-N habría una consulta legal, después de gritar a los cuatro vientos que el gobierno de la Generalitat «es un Gobierno serio que no hará payasadas»… Pues sí, al final lo que Artur Mas ha propuesto a los catalanes, ese anhelado 9-N, no es otra cosa que una patética payasada, el penúltimo acto de una tragicomedia que puede acabar con sus protagonistas arrollados por una masa insatisfecha y frustrada, harta de promesas vacías.
Añade:
Será difícil encontrar en la Historia a un político tan nefasto para su pueblo, tan dañino para su partido, tan irracional en su comportamiento. Mas está a un cuarto de hora de que los mismos que le han llevado en volandas quieran echarlo de Barcelona como al peor de los botiflers.
Y concluye:
El presidente de la Generalitat ha apelado en su última y penosa etapa de gobierno a la «astucia», virtud propia de tahúres -«habilidad para engañar o evitar el engaño», dice el diccionario-, ignorando que los valores en política tienen que ver con la coherencia, la honestidad, la sinceridad, la capacidad de sacrificio… todo lo que a él le ha faltado. Mas es el resultado de una anomalía histórica, un fallo imperdonable del sistema.