Este 27 de octubre de 2014 escribe Enric Sopena en El Plural una columna titulada ‘De aquellos barros llegaron estos lodos, o los amigos de Aznar’ que arranca diciendo:
El silencio habitual de Mariano Rajoy ha sido hasta ahora una de sus muchas maneras de exhibir que aquí, «con mi Gobierno», no pasa nunca nada. Desde que estalló el asunto denominado Gürtel, o caso Bárcenas, la presión externa y el temor interno sí han ido cercenando un escenario cada vez más escandaloso. Si a todo eso se le añade la caída brutal de de la vieja guardia popular, el panorama de Mariano Rajoy es estrepitoso. No tiene apenas salida. El PP ha dejado de ser un partido político conservador para convertirse en un pandemonium.
Añade que:
Más felices fueron los tiempos de la victoria electoral -marzo de 1996, aunque por los pelos- de José María Aznar. Por fin, la derecha iba a gobernarnos. «Tras los bautizos hubo un tercer evento más conocido: José María Aznar y Rodrigo Rato junto a Ana Botella y Pedro J. Ramírez asomados al balcón del Ayuntamiento de Carabaña para ver pasar la procesión de la Santa del Viernes Santo». El periodista llamado independiente había logrado su objetivo. Él era el mentor de Aznar. Y Rodrigo Rato era su amigo. También era Aznar amigo del alma de Miguel Blesa. A todos les hizo enormes regalos.
Y concluye:
Nombró Aznar a Miguel Blesa ser presidente y amo de Cajamadrid. Sabemos lo que hizo su amigo del alma. Robó como nadie y destrozó una de las instituciones más honrosas de Madrid. El siguiente fue Rato. Otro más que presunto ladrón.
De aquellos barros llegaron estos lodos o los amigos de Aznar.