Ferm’n Bocos

Cambiar al juez

Solo existe una fórmula eficaz para combatir la corrupción: acabar con la impunidad de los corruptos. Para conseguirlo hay que dejar trabajar a los jueces y dotar de medios a la Justicia. La tormenta política que cimbrea la cúpula del PP a raíz del caso de las tarjetas negras de Cajamadrid (Blesa, Rato) y, sobre todo, la investigación del juez Pablo Ruz que ha sacado a la luz evidencias difícilmente refutables de que hubo financiación ilegal del PP y que pagaron en «B» (con dinero negro procedente de donaciones ilegales) las obras de la sede del partido en Madrid ha dejado en agua de borrajas las proclamas gubernamentales de regeneración democrática. Cualquier paso hacia un eventual pacto encaminado a endurecer las medidas contra la corrupción, suena a sarcasmo. Sobre todo si pretenden acabar con la corrupción con medidas tales como exigir que devuelvan el dinero quienes se benefician de los pelotazos propiciados por prácticas políticas corruptas o amenazándoles con ser excluidos de listas electorales y encomiendas a raíz de una imputación. Encomendar al zorro que organice a las gallinas se presta a este tipo de ingenuidades. Pero en eso están. Intentando reclutar al PSOE (que en materia de corrupción también tiene mucho que explicar con los ERES de Andalucía) para un pacto que transmita la idea de que ésta vez va en serio y quieren acabar con la corrupción. Para completar el rigodón de las apariencias sólo falta que inviten a participar en el pacto a CiU. Desde las experiencia del caso de los Pujol y aún antes de los casos «Palau» y «Pallerols», la credibilidad que podría aportar sería definitivamente escandalosa. No nos engañemos, tampoco IU, tras apoyar durante años a Moral Santín como vicepresidente de Blesa en Cajamadrid podría dar muchas lecciones de ética.

Aun así, me temo que durante las próximas semanas, contando con la docilidad de los medios afines, nos van a inundar con noticias encaminados a hacernos creer que están decididos a regenerar la vida pública. Nos van a intentar convencer de que han recibido el mensaje de la indignación ciudadana ante tantos casos de corrupción. Nos van a decir que han recibido el mensaje y que van a cambiar. Cambiar porque a través de las encuestas le han visto las orejas al lobo. Cuesta creerlo. Sobre todo si uno da crédito a una especie que circula en el mundo madrileño de las togas que apunta a que en breve saldrá a concurso la plaza de titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. El juzgado desde el que Baltasar Garzón inició la investigación del caso «Gürtel» y en el que de manera interina fue sustituido por el magistrado Pablo Ruz, el juez que encarceló al tesorero y senador popular Luis Bárcenas y sigue atando cabos acerca de la presunta financiación ilegal del PP. Sustituir «ahora» a quien tiene en la cabeza todos los hilos de la trama sería tanto como tomar a los ciudadanos por tontos. Ojo al dato porque hay precedentes.

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