JESÚS CACHO

«Dijo Albert Einstein que ‘el nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad'»

"Dijo Albert Einstein que 'el nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad'"
Jesús Cacho.

Este 3 denoviembre de 2014 escribe Jesús Cacho en Vozpópuli una columna titulada
‘El nacionalismo catalán y el sentido del ridículo’ en la que arranca diciendo:

Dijo Albert Einstein que «el nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad», y a fe que el catalán se comporta como el perfecto infante incapaz de discernir entre lo bueno y lo malo, lo moral y lo inmoral, lo lógico y lo grotesco. Las huestes que comanda Arturo el Astuto Mas han perdido, en efecto, el sentido del ridículo, algo inimaginable en la tradición de un paisanaje que hizo siempre del sentido común, ese instinto colectivo que lleva a razonar los problemas vitales con los pies bien firmes en el suelo, su bandera. Resulta que para poder votar en la consulta chapuza del próximo domingo solo es necesario inscribirse en la web oficial del procés, Participa2014.cat, inscripción que es posible obtener sin el menor problema, resida uno en Cataluña o en Galicia, esté empadronado en Santa Coloma de Gramanet o en Argamasilla de Alba.

Y añade que:

El Gobierno Rajoy ha tomado una decisión que podría haber resultado polémica para ese español medio si la inmediata reacción de Arturo el Astuto no hubiera venido a sacarnos a todos de dudas: el president se dispone a denunciar al Ejecutivo no se sabe muy bien por qué y ante quién, mientras las marcas blancas de ERC -Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural- amenazan con elevar el conflicto ante la ONU y Bruselas. Tan envalentonado está el nacionalismo que no admite razones jurídicas de ningún tipo. La diarrea de Mas queda patente cuando, en respuesta al anuncio de Soraya, afirma que «lo que pretende parar el Gobierno central no se puede parar, porque quieren prohibir una cosa que no estamos haciendo», para casi a continuación añadir que «el proceso es imparable». ¿En qué quedamos? ¿Estamos haciendo algo o no hacemos nada?

Y concluye que:

Es evidente que algún día habrá que «hacer política», dejar hablar a esa política que tan arteramente reclama Arturo el Astuto, pero ahora es el momento, en efecto, de aplicar la Ley, de cumplirla y hacerla cumplir. Caiga quien caiga. Suspendiendo la autonomía catalana si fuera preciso y llevando ante los tribunales a los responsables del desafuero. Hay que cortar de una vez la cabeza de la hidra.

 

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