Da igual a qué viajara a Canarias, pero no da lo mismo si lo hizo con dinero público

Monago, de denunciar la conspiración a devolver el dinero

Mariano Rajoy debiera consultar a un astrólogo, porque basta que convoque una «cumbre contra la corrupción» en Extremadura para que se descubra que el presidente de la comunidad tiraba de billetes del Senado (reservados para viajes institucionales y políticos) para viajar nada menos que 32 veces a Tenerife en poco menos de 18 meses.

El tiempo que duró su relación con una bella residente en las islas. Pero esa es la parte de la historia que no nos interesa.

Da igual a qué viajara a Canarias, pero no da lo mismo si lo hizo con dinero público.

Cada semana un susto y cada semana una falta de reacción suficiente. Así se adivina el sendero hasta las elecciones autonómicas y municipales.

Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Popular, tuvo que dimitir en el mes de junio de 2012 al no poder justificar una serie de viajes a Marbella pagados con dinero reservado para gastos oficiales. Tuvo su calvario, aguantó hasta que la situación se hizo insostenible y finalmente no tuvo otra opción que abandonar el cargo.

La primera reacción de José Antonio Monago, como es tradición en este tipo de asuntos, fue denunciar una conspiración o campaña contra él, de la que afirmó haber tenido conocimiento.

Dijo que sus viajes privados se los pagaba él, pero se negó a explicar porqué había viajado a Canarias en 35 ocasiones y con qué dinero había pagado esos viajes. Amenazó con querellas, aludió al derecho al honor de él y de su familia y sollozó cuando sus compañeros de partido le aplaudieron.

Ahora, cuarenta y ocho horas después de tanta indignación, el escenario y el guión han cambiado.

El presidente de Extremadura ha afirmado que él no está en la política por dinero y que devolverá hasta el último céntimo gastado en viajes personales pagados con dinero del Senado.

¿En qué quedamos, campaña de difamación, pago de viajes con dinero propio o gastó dinero público con fines privados y cuando se la ha pillado, anuncia la devolución de lo mal gastado?

Un político deja de ser confiable cuando miente. Y más sobre conductas personales éticamente inaceptables. José Antonio Monago mintió recitando el monologo de la conspiración y la honradez. ¿Puede Monago ser un político de confianza después de esta conducta.

Los cedazos de la opinión pública sobre la ética de los políticos se han reducido. Apenas dejan pasar arenilla cuando antes se colaban pedruscos. Y cualquier conducta reprobable lleva a quien la protagoniza a la marginalidad política.

En plena cumbre sobre la corrupción, Mariano Rajoy ha observado en silla de pista las contradicciones de su hombre en Extremadura. Y ahora, la rectificación, pretende dejar el contador en cero.

El problema de credibilidad que tiene el presidente de Gobierno pasa por la radical intransigencia en cualquier asunto que se refiera a malversación de dinero público. Su declive electoral y la ascensión de movimientos populistas está relacionada directamente no solo con la corrupción sino con la falta de reacción ante ella.

Ahora, el PP tiene otro momento importante que no debiera dejar pasar para recuperar esa credibilidad. José Antonio Monago mintió sobre sus comportamientos personales. Al PP no le queda otro remedio que sacrificar a su hombre en Extremadura.

En las próximas semanas habrá que editar en Wikipedia la entrada de Monago anunciando su dimisión.

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