Este 12 de noviembre de 2014, escribe José Javier Esparza en La Gaceta una columna titulada ‘Ahora el problema no es Cataluña: es España‘ en la que arranca diciendo:
Es una evidencia que Artur Mas ha ganado. Sencillamente, porque ha conseguido lo que quería. Los separatistas nunca habían creído realmente posible un referéndum legal a la escocesa; el precedente Ibarreche era demasiado claro.
Añade que:
Ante un desafío sin precedentes contra el Estado de Derecho, Rajoy ha optado por esconder la cabeza debajo del ala. Ante un reto abierto a la unidad nacional, los grandes partidos y el propio Estado han sido incapaces de enarbolar la bandera –constitucional- de la “indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”.
Y concluye que:
Si los poderes de la España actual tuvieran en mente una reforma de la Constitución, entonces habría que exigirles perentoriamente una cosa: que lo digan. Que tengan el valor de decir que la España que quieren no es la nación una e indisoluble, sino otra cosa. Y que el pueblo juzgue.