Este sábado 15 noviembre 2014 Lucía Méndez titula Decir la verdad suele ser el mejor camino su sección Asuntos Internos en El Mundo.
Vamos a suponer que las cosas pudieron suceder de otra manera. El diario Público revela que José Antonio Monago voló a Canarias 32 veces en año y medio a cuenta de la tarjeta oficial de viajes del Senado. Horas más tarde, el presidente extremeño declara a los periodistas: «En efecto, los senadores y los diputados, igual que otros muchos trabajadores, tienen derecho a que les paguen los viajes de casa al trabajo y del trabajo a casa. En esos años a los que se refiere la información mi casa estaba en Tenerife, donde vivía con mi compañera Olga María Henao, tras separarme temporalmente de mi mujer. Como es evidente, dejé de viajar a Canarias cuando esta relación acabó y ahora mi casa sólo está aquí en Extremadura, al lado de mi familia, mi mujer y mis hijos».
Añade:
El presidente extremeño pudo optar por confesar esta verdad simple y humana o envolverse en una supuesta y tenebrosa conspiración para destruirle como incipiente líder alternativo del centro-derecha español.
Y concluye:
Además, con su torpe reacción, Monago ha extendido la mancha de la sospecha sobre los viajes de diputados y senadores. Cuando todo el mundo sabe que los parlamentarios son -con diferencia- lo más sano del sistema.