Este 19 de noviembre de 2014, escribe Xavier Horajo en La Gaceta una columna titulada ‘El «país» desobediente de Mas‘ en la que arranca diciendo:
No quiero ni pensar en la República Catalana independiente y qué clase de pandemónium sería, basada en el criterio de autodeterminación y la desobediencia jerárquica. Pero eso es cosa de Artur Mas. Lo que tenemos hoy sobre la mesa de autopsias es la desobediencia «por unanimidad » de los fiscales de Cataluña (que son nueve) a la orden de su jefe jerárquico, el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce.
Añade que:
Advierto que cuando Torres-Dulce se decida a meter la querella en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), donde CiU lleva años incorporando magistrados agradecidos, afines, o simplemente temerosos de la «hostilidad previsible». Los «hijos» de aquellos magistrados que consideraron «exonerable» de la crisis de Banca Catalana a su interprete mayor: antes Honorable Jordi Pujol i Soley. Es lo que hay.
Y concluye que:
Es obvio que una querella contra Mas y su Gobierno no puede ser juzgada en Cataluña. La bonhomía de Torres-Dulce ha hecho perder mucho tiempo, una semana y media, ahora tendrá que resolver dos problemas: la querella y la propia «Fiscalía Superior de Catalunya» que es como se autodenomina.