Este 20 de noviembre de 2014, escribe Federico Quevedo en El Confidencial una columna titulada ‘¡Comprémosle una parabólica a Monago!‘ en la que arranca diciendo:
Monago no tiene parabólica. Yo no sé a ustedes, pero a mí la noticia me ha causado una profunda tristeza, un enorme desasosiego, una tremenda desazón… Un sinvivir, vamos.
Añade que:
He de confesar que en un primer momento la rueda de prensa lacrimógena de Monago me sorprendió, no sé todavía si para bien o para mal, pero me sorprendió. Es verdad que uno esperaba otro tipo de declaración; básicamente, el anuncio de que no volvería a presentarse a las próximas autonómicas.
Y concluye que:
Nadie le juzga por todo eso, ni nadie cuestiona su honradez como político, ni nadie ha puesto en duda que se haya enriquecido a costa de los demás como sí han hecho otros… Pero no ha sido sincero. Y en política eso tiene un coste.