Movidos por la dulce llamada de Belén los clientes cargan con las bolsas repletas de bienes y la caja registradora los despide con un alegre tintineo
Este domingo 23 noviembre 2014 Manuel Vicent titula Villancico su columna en El País.
En este supermercado de lujo suena el villancico Adeste fidelesy su melodía resbala sobre baterías de jamones de Jabugo y barricadas de patés, embutidos, mariscos, turrones, vinos y licores, pirámides de frutas importadas de países exóticos, gollerías encajadas como joyas en estuches dorados.
Añade:
A este supermercado solo pueden acceder los muy adinerados, señores con la mandíbula violácea y mujeres muy perfumadas. Los precios son un puro esnobismo y marcan la línea roja infranqueable para una clase media desaparecida. El resto de los mortales no cuenta.
Y concluye:
Ha nacido el Rey de los ángeles, venid a adorar al Señor, dice el villancico, pero en este establecimiento el único Rey es el jamón de pata negra orlado con guirnaldas de plata.