Este 28 de noviembre de 2014 escribe Luis García Montero en Público una columna titulada ‘El caso Mato: la corrupción clerical de la política‘ en la que arranca diciendo:
La avaricia de muchos sacerdotes a la hora de acumular riquezas para Dios (pidiendo acuerdos con el Estado y manipulando testamentos de beatos y beatas), ha tenido su traducción política en la debilidad de conciencia a la hora de abordar de forma legal o ilegal la financiación de los partidos. Y, después…, sólo monaguillos y un silencio negro. Está de más cualquier investigación a la luz del día si eso puede dañar el prestigio de las siglas.
Y añade que:
En el fondo es muy clerical eso del «y tú más», del «todos somos iguales» y de la calumnia. El ventilador tiene mucho de manteo y movimiento de faldas arzobispales. Nada gusta más que justificar las propias faltas manchando a los demás, aunque para eso haya que elucubrar infamias.
Y concluye que:
Con sus silencios, su frío y sus mentiras, Monseñor Mariano Rajoy es el representante máximo de clericalismo que afecta a la política española. Ite missa est.