Este 28 de noviembre de 2014 escribe Antonio Casado en El Confidencial una columna titulada ‘Rajoy y Sánchez vuelven a las andadas‘ en la que arranca diciendo:
Decepcionante. Volvieron al «y tú más» por cuenta de Gürtel y los agujeros negros del PSOE al sur de Despeñaperros. Sánchez no resistió la tentación de desautorizar al presidente del Gobierno: «El auto de Gürtel le incapacita para liderar estas reformas». Y Rajoy acabó aferrándose otra vez al clavo ardiendo de los ERE.
Y añade que:
Ahí es donde se equivoca, a mi juicio, pues si el PSOE sale mejor librado en cuantía y gravedad de escándalos, no es menos cierto que en el reproche de la opinión pública aparece igualado al PP y a CiU, los tres pilares del sistema de 1978.
Y concluye que:
Después del pleno de ayer, que se extravió en alusiones al último auto del juez Ruz y la dimisión de la ministra Ana Mato, creo que se ha perdido una nueva oportunidad. Es lo que ocurre cuando los hechos y las palabras vuelven a las andadas. Volver a las andadas es que, en vez de darse por aludidos conjuntamente por los casos de corrupción acumulados en sus respectivos historiales, a fin de remar juntos en una verdadera cruzada contra la corrupción, Sánchez y Rajoy se hayan enzarzado de nuevo en una reyerta verbal que dejó en segundo plano el contenido de las reformas propuestas por el Gobierno.