RAMÓN PI

A la duquesa de Alba le dispararon con algunos dardos envenedados de envidia

A la duquesa de Alba le dispararon con algunos dardos envenedados de envidia
Ramón Pi

Este 3 de diciembre de 2014, escribe Ramón Pi en La Gaceta una columna titulada ‘La duquesa y los periodistas’ en la que arranca diciendo:

Los periodistas siempre encontraron en la duquesa de Alba un excelente material para la llamada prensa rosa o del corazón, pero también para muchas otras facetas de la vida. Fue como la personificación misma de lo inalcanzable. Y así, nada tenía de particular que de vez en cuando se le disparasen algunos dardos envenenados de envidia, aunque de menor entidad, algo así como pellizcos de monja o picaduras de mosquito.

Añade que:

Una de las anécdotas de este tipo que circularon bastante profusamente es la que cuenta que en cierta ocasión le dijeron: «Cayetana, que han llegado los periodistas», a lo que respondió: «Pues que pasen y que les den de comer». Con esto se quería sugerir una duquesa prepotente, que despreciaba a los periodistas como seres inferiores a los que se contentaba echándoles algo de pienso.

Concluye que:

Esta historieta no responde a la realidad, aunque tiene un poso original verdadero. Uno de sus colaboradores le dijo: «Cayetana, que están los periodistas en la puerta asándose de calor desde hace media hora». Y ella, que recordó de golpe la cita, respondió: «¡Ay, pobrecillos! Que pasen, que pasen. Y que les den algo de comer». En las circunstancias en que se desarrolló el episodio, era cosa perfectamente clara que la frase de la duquesa era de afecto, de disgusto por haber olvidado la convocatoria y de intento de compensar la ingrata espera adelantando el aperitivo. 

 

 

 


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