Este 16 de diciembre de 2014, escribe Juan Carlos Escudier en Público una columna titulada ‘Nicolás es muy grande’ en la que arranca diciendo:
La mejor descripción de la glamurosa epopeya del pequeño Nicolás la hizo la jueza que instruye su caso. ¿Cómo es posible -se preguntaba- que «con su mera palabrería» y aparentemente «con su propia identidad» accediera a actos y embaucara a la flor y nata de este país de pillos sin levantar sospechas del camelo?
Añade que:
La respuesta no puede ser más obvia: buena parte de nuestra más distinguida sociedad es rematadamente idiota.
Y concluye que:
Una criatura que es capaz de llegar escoltado a Ribadeo en medio de un ulular de sirenas como cabeza del séquito de Felipe VI merece un respeto y una alfombra roja como poco.
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