Este 30 de diciembre de 2014, escribe Luis María Anson en El Imparcial una columna titulada ‘Felipe VI chasquea al juez Castro’ en la que arranca diciendo:
Al juez Castro lo que de verdad le importa en el asunto Nóos es aparecer en los medios de comunicación, crearse un nombre, convertirse en estrella y, cercana su jubilación, montar un bufete que le proporcione pingües beneficios económicos.
Añade que:
Aspira a ser Garzón. Un Garzón de Palma pero un Garzón después de todo. Ha buscado frenéticamente la notoriedad. Y ha conseguido sus propósitos, al margen del rigor en la justicia, tal y como afirmó en su día el prestigioso fiscal Horrach.
Y concluye que:
Dicen los que le conocen que el juez chasqueado está que trina. Le queda ya poco tiempo para seguir luciéndose a costa de la Infanta Cristina y confiaba alcanzar la apoteosis provocando al Rey para beneficiarse del eco del discurso navideño. Se ha quedado con las ganas.