Este 31 de diciembre de 2014, escribe Juan M. Blanco en Vozpópuli una columna titulada ‘El discurso de Juan Carlos II’ en la que arranca diciendo:
Pocos fenómenos resultan tan sorprendentes en la reciente historia de España como la expectación que suscita cada año el mensaje de navidad del Rey. Un discurso siempre trufado de simplezas, ambigüedades, lugares comunes, construido con esa superficialidad y nadería dignas de la gaseosa rebajada con un generoso chorro de agua.
Añade que:
Tras repetirse más que el ajo durante décadas en su insoportable levedad, Juan Carlos pasaba el testigo a su hijo suscitando ciertas esperanzas de cambio.
Y concluye que:
Lo realmente grave es el vergonzoso trato de favor que Cristina ha recibido por parte de fiscalía, hacienda o abogacía del Estado.