Este 2 de enero de 2015, escribe Raúl del Pozo en El Mundo una columna titulada ‘Kamila perdida en vuelo’ en la que arranca diciendo:
Ni la noticia de la inflación del 63% en Venezuela ha causado tanta conmoción como la desaparición de Kamila. En los días de Navidad hubo alarma en el cielo y en la tierra, no porque se secuestrara un avión, sino porque se perdió una perra.
Añade que:
Entiendo este escándalo ternurista. A los perros se les quiere contra la gente, bajan la presión arterial, guían a los ciegos, desactivan bombas, hinchan el ego de los cazadores y son los ayudantes de los pastores, ahora rumanos.
Y concluye que:
Es lo que ha hecho Kamila, humanizándose, escapándose por los hangares del aeropuerto de Maiquetía Simón Bolívar y mordiendo a los cazadores de recompensas y a los bomberos que intentan rescatarla.