Este 5 de enero de 2015, escribe Graciano Palomo en El Plural una columna titulada ‘Ahora toca echar un ojo a la universidad’ en la que arranca diciendo:
Las cosas por estos lares siempre empiezan por un quítame ahí esas pajas y terminan por alcanzar honores de altar o en la pira inquisitorial. No hay término medio. Está ocurriendo ahora mismo (EL PAIS ha dedicado al tema siete grandes entregas sin solución de continuidad) a propósito de la Universidad española donde se han detectado dos «irregularidades» la una a propósito del contrato a Iñigo Errejon (¡1.845 euros netos de ná!) y unas visas «black» en la Universidad de Cádiz de cuyas facturas pululaban langostinos.
Añade que:
Dos golondrinas no hacen verano, cierto es. Pero lo malo es que no son dos sino una auténtica manada de córvidos absorbiendo el dinero público de la universidad pública en medio de una generalizada incompetencia , nepotismo, amiguismo y clientelismo. La cosa está todavía por estallar en sus términos justos pero acabará haciéndolo.
Y concluye que:
Profesores que se llevan a su casita más de 4.000 euros limpios, ni enseñan más de una hora a la semana, no investigan y dedican sus despachos a atender a empresas privadas están defraudando al erario público.
