Este 13 de enero de 2015, escribe Xavier Horcajo en La Gaceta una columna titulada ‘El demiurgo, aciago’ en la que arranca diciendo:
Cuando una tragedia sacude a un país, sus dirigentes se enfrentan con una prueba inesperada con la que deben pelear. Unos cuajan y otros no. El Presidente de la República francesa, François Hollande, el más impopular de los Presidentes-Monarcas que ha tenido Francia, ha sabido ser el demiurgo que saque del «shock» a la sociedad francesa, con la multitud por delante.
Añade que:
Hollande supo ser el que abraza, el que consuela. El líder que preside la marcha y que defiende las libertades. Incluso defendió una cosa imposible: imponer a la vez el «multiculturalismo» que abraza a los musulmanes franceses no radicales (10% de la población y el sustrato electoral del Partido Socialista francés); y a la vez, promover el «rearme» moral e ideológico de Occidente frente al yihadismo, y proponer una revisión de los valores del Islam.
Y concluye que:
Quedará para la historia que nosotros no tuvimos cortejo solidario, a pesar de que los muertos de Atocha fueron 192 y los de Charlie Hebdo, solo 12