Este 16 de enero de 2015, escribe Emilio Campmany en Libertad Digital una columna titulada ‘Las mañas de Mas’ en la que arranca diciendo:
Una de las muchas tentaciones que asedia a los poderosos es la de rodearse de aduladores para no tener que oír cosas desagradables. Como todo pecado lleva su penitencia, la de quienes no dejan acercarse más que a cobistas es la de hacer el ridículo comportándose como si fueran lo que el pelota de turno les ha dicho que son.
Añade que:
Es lo que le pasa a Mas cuando se ve obligado a atravesar una nube de manifestantes que le abuchean, da igual que sean de los suyos o no. Entonces, con medida marcialidad, pasa como si fuera un general romano que vuelve triunfador tras una nueva victoria sobre las tribus germánicas del limes.
Y concluye que:
Da risa ver al president Artur Mas engañar a Oriol Junqueras una vez más.