Este 21 de enero de 2015, escribe Luis María Anson en El Imparcial una columna titulada ‘El Islam contra el terrorismo’ en la que arranca diciendo:
El Corán, al-Qur´ān, es un monumento universal a la espiritualidad. Leí hace diez años la traducción de Juan Vernet, destacada por la crítica especializada en reconocimiento a su rigor y exactitud.
Añade que:
Cualquier persona que lea El Corán sin legañas en los ojos y sin prejuicios preconcebidos estará en contra de las declaraciones de Marine Le Pen, la dirigente ultraderechista de Francia, que ha extendido la atrocidad de Charlie a todo el islam.
Y concluye que:
Si se hace balance entre lo positivo y lo negativo del islam, el primer platillo se inclina abrumadoramente sobre el segundo. «Bueno es manifestar las buenas obras -se lee en El Corán, con remembranzas evangélicas- pero todavía mejor ocultarlas y derramarlas en el seno de los pobres».