Ferm’n Bocos

Victimismo.

No avanzamos. Desde luego, no en autocrítica. Aquí nadie reconoce el menor de los errores y, menos aún, posibles conductas irregulares. Todo fue conocer la noticia de que Hacienda investigaba al Barcelona F.C. ante indicios de que algunos de sus directivos pudieron haber ocultar al Fisco elementos contables del contrato del futbolista Neymar da Silva para que las redes sociales se incendiaran señalando que todo era fruto de una campaña contra el Barça. Peregrino argumento que ha hecho suyo el presidente del club, Josep Bartomeu así que, a instancias del Fisco, un juez de la Audiencia Nacional le ha imputado. El club plantea su defensa aduciendo de que cuando Neymar fue contratado todavía no residía en España y por lo tanto podía acogerse a un determinado régimen fiscal en lo tocante a la cláusula del IVA. Los técnicos de Hacienda opinan lo contrario. Es una discrepancia notable que en última instancia, habrá de aclararse en el juicio. Es probable que todo quede en una multa sin repercusiones penales serias pero nadie vence la tentación de hacerse la víctima. A la manera de los políticos. Que nos tienen acostumbrados a envolverse en la bandera en cuanto topan con las puñetas de jueces y fiscales. A Artur Mas, incurso en sumario judicial por la consulta ilegal del 9N, le faltó tiempo para proclamar que la acción de la justicia iba contra el pueblo de Cataluña. Cuando la Audiencia Nacional abrió sumario para averiguar qué había detrás de los indicios de una posible financiación ilegal del PP,a Maria Dolores de Cospedal, toda España la oyó decir que no se trataba de una causa judicial si no que era una «causa general contra el PP».

En fin, por poner otro ejemplo, ahí están los denuestos que ha tenido que soportar de boca de dirigentes socialistas la juez Mercedes Alaya investigadora de los ERE de Andalucía, una trama urdida, según el sumario, en despachos de la Junta de Andalucía. Sabíamos lo bien que se les daba a los políticos jugar al victimismo. Que esa mala práctica haya saltado al mundo del fútbol es para preocuparse. Quiere decir que, definitivamente, en este país se ha perdido la gallardía que apareja el reconocimiento de los errores que cometemos.

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