Este 10 de febrero de 2015, escribe Enric Sopena en El Plural una columna titulada ‘Los ‘buenos catalanes’ del ‘mosén Pujol’ se emocionaban con la senyera pero se forraban con la cartera’ en la que arranca diciendo:
En la Comisión parlamentaria de investigación del caso Pujol, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha vuelto a demostrar de nuevo su evidente impotencia política. Una frase suya avala, sin duda, nada menos que «la confesión de Jordi Pujol no anula su legado político».
Añade que:
El hombre que puso en marcha el lamentable proceso independentista -algo con que tanto y tanto soñaba Jordi Pujol- está siendo derrotado una vez más. El sucesor del patriarca es un político gris, incapaz, desde luego, de gobernar Cataluña.
Y concluye que:
Hemos tenido, durante treinta y tantos años, la doctrina de los buenos catalanes, según el mosén Pujol. Hemos tenido que aguantar que un tipo como Pujol y compañía nos dieran clases de catalanismo, mientras los patriotas se emocionaban con la senyera pero se forraban con la cartera. Cataluña era Pujol. Y Pujol era Cataluña.
