Este 11 de febrero de 2015, escribe Jesús Maraña en infoLibre una columna titulada ‘Que los nombres no nos impidan ver el banco’ en la que arranca diciendo:
No hay ningún motivo razonable que justifique la ocultación de los nombres de evasores fiscales cuando las fuerzas de seguridad o la justicia hacen pública la identidad de cualquier otro tipo de delincuente, con la única limitación (y no siempre) de la presunción de inocencia.
Añade que:
La imagen de evasores viajando a Suiza con maletines cargados de dinero negro es una antigualla. El enorme volumen de información encriptada entregada por Falciani a los fiscales españoles y de otros países, documenta el circuito utilizado por la propia entidad para buscar a sus clientes, asesorarles y guiarles en el viaje de sus fortunas a donde Hacienda no pueda llegar.
Y concluye que:
Bienvenida, por fin, la lista Falciani a las primeras páginas de (no todos) los medios. Hay un elemento vergonzante que también importa para cortar las alas a quienes se burlan de los ciudadanos honrados. Pero no conviene dejarse arrastrar por la pura sonoridad morbosa de unos apellidos famosos. Que los nombres no nos impidan ver el banco.