Este 17 de febrero de 2015, escribe Pablo Planas en Libertad Digital una columna titulada ‘La Generalidad y el oro de España’ en la que arranca diciendo:
Mientras los camisas amarillas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), sectorial/sección Arquitectura, Edificación y Territorio por la Independencia, catalogan el Patrimonio Nacional en Cataluña, los servicios jurídicos de la Generalidad preparan una reforma de la ley autonómica relativa a los mecanismos de inventario, división y reasignación de los activos y pasivos de las Administraciones con presencia en Cataluña por si acaso se proclama la república catalana.
Añade que:
En cualquier caso, voluntarios o funcionarios de la Generalidad se pasean por Cataluña como caciques por su parcela haciendo inventario. Inventario, sí, que así se llama el plan, Inventari per la independència, lo que oscila entre un acuerdo de divorcio y una especie de visita inesperada del casero curiosón.
Y concluye que:
Aguantó el tipo y dijo no a las admoniciones y a las amenazas. En su instituto no hubo urnas. Un caso extraordinario que pone de relieve que, a lo peor, al oficial de guardia del cuartel del Bruch le da por no rendirse, pero que todo lo demás está al albur de si los responsables son agenjos o mostrencos.
